La inauguración de la Vía Expresa Sur el 9 de septiembre de 2023 ha desatado un torrente de críticas entre los residentes y conductores, quienes expresan su malestar por la evidente falta de señalización, semáforos y cruces que aún permanecen sin asfaltar, una situación alarmante que persiste incluso una semana después del evento oficial.
Este nuevo tramo, destinado a ser la solución definitiva para el congestionado tráfico de Lima, fue presentado como un avance significativo en la infraestructura vial. Sin embargo, los usuarios han denunciado múltiples deficiencias que no solo afectan la movilidad, sino que también ponen en riesgo la seguridad de quienes transitan por la zona.
Preocupaciones de los vecinos y conductores
Los residentes a lo largo de la Vía Expresa Sur comentan que la carretera carece de demarcaciones viales y carteles informativos, lo que ha llevado a situaciones de caos. Una vecina, que prefirió no ser identificada, comentó a Panamericana Noticias: “Deberían terminar todo. Incluso, mira, las pistas están mal hechas.” Por otro lado, conductores y transeúntes han señalado la falta de rampas adecuadas, lo que dificulta el cruce de la pista y representa un peligro para personas con movilidad reducida y familias con niños pequeños: “Tiene defectos, no hay estabilidad para caminar, uno se puede caer tranquilamente,” añadió un usuario.
Un taxista también reportó que cuatro cruces siguen cerrados hasta la Panamericana, y que la única vía habilitada se encuentra llena de obstáculos. En el cruce de Los Vicus, los vehículos deben atravesar un camino de trocha, lo que crea un desorden vial total debido a la ausencia de semáforos y señalización.
Compromisos de mejora y el impacto en el transporte público
El presidente de Emape, Pablo Paredes, aseguró que los trabajos pendientes están programados para concluir antes de la operación plena del tramo. “Tenemos que hacer un asfaltado de muchas intersecciones y vías auxiliares y programar la implementación de equipos semafóricos. Eso lo tenemos que culminar el viernes para antes de proceder a la puesta en operación,” afirmó Paredes. Sin embargo, esta promesa ha generado escepticismo, ya que muchos usuarios continúan quejándose de las deficiencias.
El proyecto de la Vía Expresa Sur abarca cinco kilómetros, pero varios tramos siguen sin asfalto, lo que genera complicaciones operativas, especialmente en el acceso al terminal Atocongo. El cerco de esta zona fue derribado para facilitar el ingreso de unidades de transporte que aún deben transitar por caminos sin pavimentar. Además, el recorrido de los buses se ve afectado por la incertidumbre sobre la continuidad del servicio, dado que el área del terminal será intervenida parcialmente en los próximos meses.
En una segunda fase, se prevé la construcción de tres viaductos aéreos, lo que requerirá intervenir aproximadamente el 30 % del área del terminal de Atocongo. Según el titular de Emape, “La municipalidad va a tener una servidumbre para instalar los pilares de los viaductos; el uso del resto de las áreas corresponderá al titular del predio.” Por su parte, la administración del terminal se ha negado a comentar sobre este tema.
Durante la inauguración, el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, presentó la obra como un “hito histórico” y descubrió una placa con su nombre. A pesar de su lanzamiento oficial, la vía no fue abierta de inmediato tras el evento y solo operará en su totalidad conforme se terminen los trabajos prometidos. Se esperaba que el proyecto redujera en hasta 40 minutos el tiempo de viaje entre el centro de la ciudad y la Panamericana Sur, aunque los usuarios han señalado que la vía fue construida a nivel, lo que limita su eficacia como solución al tráfico.
La comunidad local y los usuarios del transporte continúan vigilantes ante la conclusión de las obras mínimas de seguridad vial e infraestructura complementaria necesarias para garantizar un uso pleno y seguro de la Vía Expresa Sur.