En un reciente video de YouTube, se ha publicado una canción que supuestamente rinde homenaje a Charlie Kirk, el activista conservador fallecido el 10 de septiembre. Sin embargo, esta melodía fue creada mediante inteligencia artificial y no tiene conexión alguna con la famosa cantante Adele. La tecnología actual permite a la IA generar música utilizando simples indicaciones de texto, imitando las voces de artistas sin su consentimiento.
Este fenómeno no es aislado; varios tributos generados de manera similar han acumulado millones de reproducciones en plataformas digitales, siendo atribuidos a artistas como Ed Sheeran y Justin Bieber. A pesar de que las voces generadas pueden no ser fieles a las originales, muchos usuarios continúan siendo engañados por estos contenidos, mostrando un creciente interés por el material creado por IA que inunda la red.
Alex Mahadevan, del instituto especializado en medios Poynter, expresó su preocupación al afirmar: “Me temo que lo que hacía que internet fuera tan genial al principio ha desaparecido. Ha sido reemplazado por contenidos mediocres creados por estafadores que buscan ganar dinero”.
A pesar de las pautas de YouTube, que exigen a los creadores revelar el uso de IA, muchas veces esta información no es fácilmente visible y se encuentra en las descripciones de los videos, donde puede pasar desapercibida.
Un ejemplo reciente es The Velvet Sundown, un grupo formado por inteligencia artificial que ha lanzado álbumes y logrado una audiencia significativa en Spotify. En redes sociales, este colectivo se define como “ni del todo humano, ni del todo máquina”. Esta tendencia ha abierto un debate sobre si las similitudes vocales y visuales deberían estar protegidas por derechos de autor.
Mahadevan argumenta que “la semejanza de una persona debe estar protegida contra la reproducción en herramientas de IA”. Por su parte, Lucas Hansen, cofundador de la ONG CivAI, considera que es poco probable que se imponga una prohibición total, aunque anticipa restricciones en el ámbito comercial. “Podrían existir limitaciones en la distribución, pero las leyes actuales son considerablemente menos estrictas respecto a contenidos no monetizados”, añadió.
En junio, la Recording Industry Association of America (RIAA) informó que las principales discográficas habían demandado a generadores de música con IA, como Suno, por presuntas violaciones de derechos de autor. El año pasado, más de 200 artistas, incluyendo a Katy Perry y Nicki Minaj, enviaron una carta abierta a los desarrolladores de IA y a plataformas tecnológicas, advirtiendo que las herramientas que utilizan canciones existentes “devalúan nuestro trabajo y nos impiden recibir una remuneración justa”.
En conclusión, los artistas subrayaron la necesidad de protegerse contra el uso indebido de la inteligencia artificial que roba la voz y la imagen de los creadores profesionales, viola sus derechos y amenaza el ecosistema musical.