Comer el desayuno tarde incrementa el riesgo de muerte y podría acortar la vida, según revela un estudio longitudinal que sigue de cerca a casi 3,000 adultos mayores en Reino Unido. Investigadores del medio Communications Medicine confirman que atrasar la primera comida del día impacta la salud física, mental y la longevidad.
Este hallazgo destaca una preocupación creciente alrededor de la crononutrición, el estudio científico que analiza cómo el momento de comer influye directamente en nuestra salud y en el proceso de envejecimiento.
Desayunar más tarde está relacionado con mayor mortalidad y problemas de salud
El estudio encontró que conforme envejecemos, tendemos a retrasar el desayuno y la cena, un patrón que no es casual sino asociado a factores genéticos y condiciones de salud. Comer más tarde se vincula con síntomas preocupantes como fatiga, depresión, ansiedad y problemas de salud bucal.
Además, las personas con un perfil genético de cronotipo vespertino —es decir, que tienen tendencia a ser más activos en la noche— mostraron mayor inclinación a desayunar tarde, lo que agrava los riesgos.
Otro dato alarmante: retrasar el desayuno se asoció con una peor calidad de sueño y un aumento en la probabilidad de mortalidad. Por cada hora que se retrasa esta comida, el riesgo de muerte aumenta entre un 8% y 11%.
Impacto directo en la longevidad
Los resultados revelan que la tasa de supervivencia a largo plazo es menor en quienes desayunan tarde: un 86.7% en comparación con un 89.5% entre quienes desayunan temprano. Aunque la diferencia parece pequeña, su acumulación a lo largo de décadas tiene un gran impacto.
El estudio plantea que parte de esta relación podría explicarse por el inicio de la llamada anorexia del envejecimiento, un fenómeno caracterizado por pérdida de apetito que aparece con la edad y se refleja en almuerzos y desayunos más tardíos.
Envejecer saludablemente: consejos para mexicanos
Frente a estos hallazgos globales, adoptar un desayuno temprano y mantener horarios regulares de comida se vuelve una estrategia vital para vivir más y mejor. Expertos coinciden que quienes buscan preservar su salud física y cognitiva deben:
- Mantener horarios de comida regulares, particularmente un desayuno temprano para restaurar los ritmos circadianos.
- Realizar ejercicio frecuentemente para mantener masa muscular y un peso saludable.
- Optar por una dieta nutritiva, como la dieta mediterránea basada en verduras y alimentos naturales, que protege el cerebro y previene enfermedades.
- Dormir entre siete y nueve horas, fundamental para la memoria, el ánimo y la reducción del riesgo de enfermedades cardiacas y demencia.
- Cuidar la salud mental y social, manteniendo la interacción social y manejando el estrés para mejorar el bienestar general.
Estos consejos no sólo apoyan la longevidad sino que también mejoran la calidad de vida diaria, un mensaje especialmente relevante para la población mexicana que enfrenta retos crecientes por el envejecimiento y cambios en hábitos alimenticios.
Lo que debes hacer hoy mismo
La investigación de Communications Medicine y la recomendación del National Institute on Aging son claras: no pospongas más tu desayuno. Este hábito podría marcar la diferencia entre una vida larga y saludable o enfrentar mayores riesgos de mortalidad y deterioro físico y mental.
Los expertos advierten que pensar dos veces antes de desayunar tarde puede ser una decisión de vida o muerte, y que el cuidado diario, la alimentación oportuna y el respeto a los ritmos biológicos son ahora más importantes que nunca.
Para quienes quieran cuidar su salud desde la mañana, opciones rápidas y nutritivas ilustran el camino para empezar con el pie derecho, evitando atrasos y sus consecuencias.