Un juez federal de Estados Unidos ha dictaminado que Google no está obligado a vender su popular navegador Chrome, pero deberá ceder parte de sus datos de búsqueda a competidores. La decisión, emitida por el juez de distrito Amit Mehta en Washington D.C., busca limitar el dominio monopolístico de la compañía sin recurrir a medidas tan drásticas como la disolución de la empresa.
Detalles del fallo y sus implicaciones
Este fallo se produce en un contexto en el que la industria tecnológica está siendo revolucionada por la inteligencia artificial, con motores de búsqueda conversacionales como ChatGPT y Perplexity desafiando la posición de Google como la principal puerta de acceso a Internet. Aunque Google podrá mantener sus acuerdos multimillonarios que aseguran que su motor de búsqueda sea el predeterminado en dispositivos móviles y ordenadores, deberá permitir que empresas como DuckDuckGo y Bing accedan a parte de sus datos de búsqueda. Esta medida está diseñada para promover una competencia más equitativa.
El juez Mehta subrayó que forzar a Google a vender Chrome habría sido “increíblemente complicado y muy arriesgado”, argumentando que esta acción no era necesaria para abordar preocupaciones sobre el monopolio. No obstante, la compañía deberá renunciar a contratos que confieren exclusividad a su motor de búsqueda, su asistente virtual y su aplicación Gemini AI en dispositivos electrónicos.
Reacciones y posibles siguientes pasos
El Departamento de Justicia calificó esta decisión como una “gran victoria para el pueblo estadounidense”, aunque reconoció que no se lograron todos los objetivos planteados. En respuesta, Google presentó el fallo como un reconocimiento de que la competencia es intensa y que la inteligencia artificial ofrece a los usuarios más alternativas para encontrar información. La empresa ya ha anunciado su intención de apelar las conclusiones sobre el monopolio.
Los analistas consideran que la sentencia es relativamente favorable para Google. El mantenimiento de los acuerdos de búsqueda por defecto protege a la compañía y también beneficia a gigantes como Apple, que recibe más de 20,000 millones de dólares anuales de Google por estos contratos. Esta resolución se da en el marco de otras investigaciones antimonopolio, incluida una que cuestiona el dominio de Google en publicidad digital, lo que podría resultar en nuevas restricciones o incluso propuestas de disolución en los próximos meses.
En resumen, Google conserva su poder sobre Chrome y sus acuerdos clave, pero ahora debe abrir parte de su información a competidores, un movimiento que podría transformar la dinámica del mercado de búsqueda en línea y estimular una competencia más saludable.
